Ginseng

El Ginseng (Panax ginseng) es originario de Asia oriental, y ha sido desde siempre centro de numerosas creencias y actividades mágicas, en cierta forma relacionadas con su actividad farmacológica. Su propio nombre lo define como la panacea de todos los males, y por esta razón ha sido ampliamente utilizado en la medicina tradicional oriental; desde hace relativamente poco tiempo se ha venido introduciendo en nuestra cultura, primeramente a nivel naturista y -después de realizados los estudios pertinentes- la medicina occidental lo ha incluido en preparados reconstituyentes. Crece en bosques montañosos, lugares húmedos y en penumbra, pero raramente se encuentra en estado silvestre.

La raíz del ginseng se viene utilizando ininterrumpidamente por sus propiedades tonificantes desde hace más de 4.000 años en China. Se introdujo en Europa a partir del siglo XVIII, y ha sido objeto de numerosos estudios científicos por sus extraordinarias virtudes. Sus efectos afrodisíacos le han dado una gran popularidad en los países occidentales, en los que el estrés, y el uso del tabaco, del alcohol y de otras drogas, constituyen una agresión contra la potencia sexual.

El ginseng es originario de zonas montañosas y frías de Corea, China y Japón, donde se cultiva ampliamente.

Propiedades e indicaciones:

Los principios activos de la raíz del ginseng son de una gran complejidad química, tanta, que hasta ahora no ha sido posible sintetizarlos. Se los llama ginsenósidos, y químicamente son glucósidos esteroideos de las saponinas triterpénicas. A ellos se deben fundamentalmente sus acciones terapéuticas, que se ven potenciadas por los restantes componentes: minerales y oligoelementos, entre los que destacan el azufre, germanio, manganeso, magnesio, calcio y zinc; vitaminas B1, B2, B6, biotina y ácido pantoténico; fitosteroles; enzimas; así como otras sustancias.

Los efectos del ginseng sobre el organismo son muy variados:

Propiedades

Los efectos del ginseng sobre el organismo son muy variados:

Tonificante: los ginsenósidos aumentan el rendimiento físico y la resistencia a la fatiga. Esto no se debe a un efecto excitante, como ocurre con la cocaína, el café, el té u otras drogas, sino a una mejora en los procesos metabólicos. El ginseng acelera los procesos enzimáticos de la glucogénesis (producción de glucógeno en el hígado a partir de la glucosa) y de la glucogenolisis (producción de glucosa a partir del glucógeno acumulado; disminuye la concentración de ácido láctico en el músculo, causante de las agujetas, gracias al mejor aprovechamiento de la glucosa; aumenta la producción de ATP (adenosín trifosfato), sustancia de gran capacidad energética para las células; mejora la utilización del oxígeno por las células; aumenta la síntesis de proteínas (efecto anabolizante); estimula la hematopoyesis (producción de sangre) en la médula ósea, especialmente tras hemorragias. Todos estos efectos bioquímicos han sido comprobados experimentalmente. Así que el ginseng tonifica sin excitar y sin crear dependencia, pues aumenta la producción de energía en las células.

Sistema nervioso: posee efectos antidepresivos y ansiolíticos (elimina la ansiedad) . Favorece la actividad mental, aumentando la capacidad de concentración y de memoria. Sistema endocrino: posee una acción antiestrés debido a su cualidad de "adaptógeno", pues aumenta la capacidad de adaptación del organismo a los esfuerzos físicos o psíquicos. En estudios con ratas, se ha visto que estimula tanto la hipófisis como las glándulas suprarrenales. Sistema cardiovascular: tiene un efecto vasorregulador, normalizando la presión arterial.

Sistema reproductor: favorece la espermatogénesis (aumenta la producción de espermatozoides); estimula las glándulas sexuales (tanto masculinas como femeninas), aumentando la producción de hormonas; aumenta la capacidad sexual, mejorando la frecuencia y la calidad de la erección en el varón, y favoreciendo la excitación de los órganos genitales en la mujer. No es un afrodisíaco en el sentido estricto de la palabra, pues su acción no consiste en excitar el deseo sexual, sino en mejorar la capacidad y el funcionamiento de los órganos genitales.

Las indicaciones para el uso del ginseng son las siguientes: Agotamiento físico: astenia (debilidad), fatiga fácil, falta de energía vital, convalecencia de enfermedades u operaciones. Entrenamiento deportivo: el ginseng no figura en la lista de sustancias prohibidas por producir doping. Estrés, enfermedades psicosomáticas (gastritis, colitis, jaquecas, asma, palpitaciones). Agotamiento psíquico, depresión, ansiedad, insomnio. Muy útil para los estudiantes en época de exámenes. Envejecimiento precoz, senilidad. Hiper o hipotensión arterial. Anemia: Especialmente útil para recuperar las pérdidas de sangre tras hemorragias o donaciones. Trastornos de la sexualidad: impotencia, frigidez femenina, insuficiencia hormonal, esterilidad masculina o femenina.

Administración:

- Decocción. Se consigue al introducir un gramo de polvo de raíz en un cuarto de litro de agua hirviendo durante tres minutos, y se puede tomar una taza al día.

- Extracto fluido. Un mínimo de quince y un máximo de treinta gotas dos o tres veces al día, durante aproximadamente un mes, y después un descanso para retomar de nuevo el tratamiento.

- Extracto seco. Se emplea desde 200 miligramos hasta un gramo al día.

- Polvo de la raíz seca. De 800 miligramos a cuatro gramos al día. Asimismo existen comercializados multitud de preparados en forma de cápsulas, ampollas, gotas... con una riqueza mas o menos variable, y por tanto con una mayor o menor actividad.

Otras indicaciones:

El ginseng habitualmente se presenta en forma de preparados farmacéuticos (extractos, cápsulas, ampollas bebibles, etc.). La dosis habitual es de 0,5 a 1,5 gramos de polvo de raíz al día, en una sola o en varias tomas. Hay que tener en cuenta que la acción de ginseng es lenta pero acumulativa. Los efectos se empiezan a notar a partir de la 2ª o 3ª semana de tratamiento. Se recomienda tomarlo de forma continuada durante cierto tiempo (máximo 2 o S meses), y descansar de 1 a 2 meses antes de iniciar otro ciclo de tratamiento.

Precauciones:

En dosis excesivas pueden producir nerviosismo. No conviene asociarlo con el café o el té, ya que puede provocar excitación nerviosa; o con medicamentos que contengan hierro, pues este mineral interfiere químicamente con los principios activos del ginseng, disminuyendo sus efectos.

Floración:

Dependiendo de cómo se lleve a cabo su recolección y su tratamiento posterior, podemos encontrar dos formas de ginseng en el mercado, que proceden de la misma planta y que tienen las mismas propiedades, si bien el precio de mercado del ginseng rojo es considerablemente superior al del ginseng blanco. Siguiendo la norma recogida en la farmacopea europea, nos encontramos con el ginseng blanco, al que se llega por una recolección seguida de un secado de la raíz y su posterior lavado. Si se sigue la tradición oriental, llegamos al ginseng rojo, que se diferencia del blanco en que, después de la recolección, se procede a un contacto con vapor de agua, para su posterior secado, lo que le da un característico aspecto rojizo y córneo.

Usos Comunes:

Tónico-vitalizante, fatiga física y mental. estimulante.